miércoles, 28 de octubre de 2009

El recuerdo de un amigazo

Cada día me sorprendo más de este asunto de internet.

Como todos ya saben si me leen periodicamente, yo hace poco que empece con esto, siempre me gustó, pero recién ahora me estoy metiendo. Si ya me parece mentira que estoy escribiendo esto y en un ratito ya lo estan leyendo en todo el mundo!!

El asunto es que acabo de leer un mensaje de un gran amigo de mi adolescencia, el negro Edgar!!

Me dejó un mensaje en mi primer post, y recien se lo contesté, espero que lo lea, porque no me dejó datos para contactarlo. Por eso escribo este post, para que me encuentre y nos volvamos a ver, y de paso todos ustedes sepan un poquito mas quien este gran tipo.

El negro Edgar


Le deciamos negro, no solo por su tez de piel, sino porque era un mugriento, y andaba con la cara sucia todo el tiempo. Podriamos haberle puesto "cara sucia", pero creo que la suciedad no se notaba tanto, aunque lo hacía parecer más oscuro de lo que ya era.

Y obviamente se llamaba Edgardo, de ahi que le dijeramos Edgar, asi mal escrito a propósito. Era una forma de decirlo en inglés como para darnos corte de que sabíamos idiomas.

El negro Edgar era el más liero del grupo. Las viejas del barrio decían que era "la piel de Judas". Una manera educada de decir que era un hijo de puta, pero para nosotros era el líder de la barra. Todos lo seguíamos y queríamos ser como él. Era el más grande, tenía dos o tres de años por encima del resto y eso se notaba. Era el que manejaba la camioneta del viejo, el que laburaba y tenía guita encima, el que se levantaba las minitas. En definitiva: el ídolo de todos.

En la escuela

En la escuela no era muy bueno, la primaria la pasó raspando, pero en la secundaria no pudo zafar y repitió como 3 veces primer año. Ahi lo conocimos y nos hicimos amigos.


A los profesores los tenía de hijos, los preceptores lo respetaban. Jamás se animaron a ponerle amonestaciones. Y nosotros zafábamos porque andabamos con él. No solo de las amonestaciones, sino de cualquiera que quisiera hacerse el loco con nosotros.

"Mira que soy amigo del negro Edgar, eh!" decíamos, y nos dejaban en paz en dos segundos.

En otro momento voy a contar anécdotas del secundario porque hay miles, pero quiero detenerme en el gran negro Edgar. 



Ese año que nos conocimos paśo tranquilo, se cosolidó la barra y la amistad en el grupo. Todos pasamos casi sin problemas a segundo año.

Segundo año fue inolvidable. El negro demostró la calidad de persona que es cada uno de sus días, dentro y fuera del colegio. Nosotros éramos bastante barderos, pero medio tontos, y cada vez que nos agarraban en una, ahi estaba el negro poniendo el pecho para que no nos pase nada. Siempre saltó por sus amigos. Incluso cuando el mismo llevaba las de perder. Una vez casi lo cagan a palos entre 5 por salir a defender a uno de nosotros. Pero el negro era asi, no medía las consecuencias si sus amigos estaban en problemas.

Pasamos a tercero. El negro se llevo casi todas. Lo ayudamos mucho para que estudie, se dice que él había amenazado a algunos profesores para que lo aprueben, y con dos previas pasó con nosotros a tercero.

La caída

Ese año fue raro. El negro andaba en cosas que no nos contaba. Había días que no venía al colegio. Una mañana llegó con el pantalón roto y uno de los chicos le vió un arma en el bolsillo. Dice que el negro la escondió, pero se la llegó a ver igual. Habían dicho que venía de algún robo. Nosotros no queríamos creer esas cosas. Pero lo cierto era que nuestro amigo ya no era el mismo.


Una mañana, estabamos en clase y entró el director de la escuela. Lo llamó al negro y salieron los dos. Se hizo un silencio en el aula. No hablaba nadie. De pronto, todos se empezaron a apelotonar en la ventana porque pasaba algo en la calle.

En la puerta de la escuela estaba la policía y se lo estaban llevando al negro esposado con su camperita adidas tapándole la cabeza.

Podían taparle la cara, pero nosotros sabíamos que ese que se llevaban era el negro Edgar. Nuestro querido negro Edgar.

Años oscuros

Ese año no lo vimos más. En nuestras casas no se hablaba del tema. Si decíamos algo, nuestros padres enseguida nos hacían acordar que "mil veces" nos habían dicho que "no nos juntáramos con él".

Todo lo que sabíamos eran rumores. Tito, el hijo del abogado, nos pasaba los partes de tribunales. Se decía que hacía rato lo buscaban al negro por robo a mano armada. Parece que lo reconocieron y le dieron la cana. Todos nos acordábamos de esa mañana que le vimos el arma y el pantalón roto, y nos preguntábamos porqué había hecho eso. Porqué habías hecho eso negro Edgar!

Lo extrañamos muchísimo. Pasó cuarto año y el negro no volvía. Pensábamos en él todos los días. Nos pasábamos los recreos recordando las diabluras que habíamos hechos juntos, y despues de reirnos un rato, nos quedábamos en silencio, como si estuvieramos en un velorio. Hasta llegamos a ir a la iglesia a rezar por él. ¡Nosotros en la iglesia! "Si nos viera el negro acá" pensábamos. Pero el negro no estaba para vernos. Estábamos solos.

Un mediodía, ya empezado quinto año, a la salida de la escuela, lo vimos. ¡Nos estaba esperando! Pocas veces tuvimos una alegría tan grande como ese día. Lo habían largado por buena conducta y lo primero que hizo fue venir a esperarnos a la salida de la escuela. Negro querido!

Tomando una cerveza en el bar de Don Cosme (otro gran personaje del barrio), nos confesó que se había mandado nomás aquella cagada de la que lo habían acusado. Que se había juntado con "unos pibes" y terminó pagando el pato. Y nos dijo -con lágrimas en los ojos, nunca me lo olvido- que no cometiéramos sus mismos errores, que estudiáramos, que él se arrepentía, decía que no nos merecía como amigos y ya no pudo seguir hablando. Nunca lo habiamos visto así, pobre negro.

El tiempo pasó, el negro se reconcilió con el viejo, volvió a laburar, pero nunca más volvió a ser el mismo. A la escuela por supuesto jamás volvió, y con nosotros ya no se juntaba. Todos creemos que no quería que la gente nos viera con él. La gente lo miraba mal a veces. Sufrió mucho el negro los primeros tiempos después de la cárcel. Mi negro carajo!

Extraños

Empezamos a ser extraños. Creo que él evitaba cruzarse con nosotros. En mi caso, como atendía el Maxiquiosco de mi viejo, lo veía cada tanto porque venía a comprar, pero era como un cliente más. Venía, compraba, saludaba y se iba. Mi viejo me contaba que cuando estaba él, venía casi todos los días, pero cuando estaba yo, trataba de no venir.

Hace como 4 años dejamos de verlo. Cada vez que nos juntamos con los chicos de la barra, lo comentamos, siempre nos acordamos de él, pero todos dejaron de verlo. El comentario del barrio es que cayó preso de nuevo, no se sabe bien porque asunto.

Pero con los chicos tenemos fé en nuestro negro Edgar. Y si así fuera, si hubiera caído preso por otra equivocación, seguirá siendo nuestro gran amigo igual. Porque los amigos se quieren en las buenas y en las malas.

Y así como vos nos bancaste una y mil veces, nosotros te vamos a bancar negro! Volvé, la barra nunca te olvidó, y te espera siempre con los brazos abiertos entrañable y queridísimo negro Edgar!

Diego Arregui



3 comentarios:

  1. No apareciste mas amigo mío! Donde estarás! Hace mas de un año que escribi esto y no volviste a escribirme.

    Con los muchachos no perdemos la esperanza. Por mi parte seguire escribiendo aca, a ver si me encontras buscando en google.

    Te mando un abrazo bien fuerte donde estes negro Edgar!!

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  2. Ojalá vuelvas negro!! te estamos esperando!!

    El Tano

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  3. Muy sentido tu relato, muy lindo tener amigos como vos Diego!

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No se zarpen! :)

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